Los implantes cigomáticos son una alternativa para cuando los implantes tradicionales y aquellos tratamientos de rehabilitación dental no se pueden llevar a cabo por diversas causas. Un implante dental es un tornillo, normalmente de titanio, que se suele sellar al hueso de la mandíbula para reponer piezas dentales deterioradas o que directamente no están.
Pero a veces la mandíbula superior no tiene la altura o la densidad ósea que debe tener para poner un implante dental tradicional, por lo que se aconseja la opción de un implante cigomático cuyo tornillo va anclado al pómulo.
Los implantes cigomáticos solo se colocan en el maxilar superior, sobre los huesos cigomáticos, que es un grupo de huesos que unen la mandíbula con los huesos que están cerca de las orejas, de la frente y del cráneo.
Eso sí, la intervención debe realizarla un cirujano maxilofacial, ya que la técnica requiere de un especial conocimiento de la anatomía de la región craneofacial. El implante cigomático puede parecer algo aparatoso, pero se trata de una intervención sencilla que tiene muchas ventajas. ¡Veamos algunas de ellas!
Ventajas de los implantes cigomáticos
- Es una solución para pacientes que necesiten reponer las piezas dentales y no tienen suficiente hueso en la mandíbula como para que se sujete el implante.
- Es una prótesis inmediata, es decir, en 24 horas tienes una nueva.
- Tiene un elevado porcentaje de éxito. Aproximadamente un 97% de las intervenciones se realizan sin complicaciones.
- No requiere de injerto de hueso ni de ingreso hospitalario para la recuperación.
- Son más baratas que las de injerto óseo.
- Y, además de todo eso, gracias a los implantes puedes recuperar las funciones de tu boca, hablar mejor, masticar adecuadamente y volver a sonreír sin complejos.
Procedimiento de los implantes cigomáticos
- Diagnóstico. Primero es necesario realizar un examen a través de un escáner para visualizar la anatomía que tiene la zona cigomática y ver en qué puntos exactos hay que intervenir, ya que se requiere de mucha precisión. Una vez que se queda registrado en el ordenador, el profesional establece una guía para colocar de forma milimétrica el implante.
- Programación de la intervención. Se trata de una operación programada con antelación, pero que dura solo dos horas aproximadamente. En ella, se utiliza anestesia local y se colocan los dientes fijos provisionales entre las siguientes 24 o 48 horas, en función de cada paciente.
- Posoperatorio. El paciente se va de alta el mismo día de la intervención, pues la inflamación suele durar de 2 a 4 días y a los 7 ya pueden quitarse los puntos.
A partir de ahí, empieza un periodo de espera de 3 meses hasta que se le coloquen los dientes fijos. Una vez que estos estén ya puestos, el paciente puede comer todo tipo de alimentos y deberá seguir las recomendaciones del odontólogo.
En cualquier caso, siempre es mejor que te vea con anterioridad un dentista y te haga un examen más personalizado que evalúe el estado de tu densidad ósea. ¿Estás preparado? Si tienes dudas y quieres tener más información, consúltanos y te ayudaremos a mejorar el estado de salud de tu boca.